La primera cosa que necesitas hacer es descubrir que especie de “tilt” sueles hacer. No creas en las personas que dicen que no cambian. Están mintiendo. Todos lo hacen de una manera u otra.
El “tilt” es muy peligroso para tus finanzas - y posiblemente para tu equilibrio mental - y encontrar la manera de domar al monstruo, o por lo menos mantenerte alejado de su tentadora luz, puede marcar la diferencia entre ser un vencedor o un perdedor.
Lo primero que debes hacer es descubrir qué tipo de especie de “tilt” sueles hacer. No creas en las personas que dicen que no cambian. Están mintiendo, Todos lo hacen de una manera u otra. Algunos cambian y se deshacen de sus fichas como si hubieran pasado de moda. Otros se enfadan cuando ven que sus adversarios están ganando. ¿Y yo? Yo cambio la elección de mi juego y a veces cambio hasta el sitio con el que estoy trabajando con ahínco
En los últimos doce meses, me esforcé bastante para no entrar en “Tilt” y mis resultados mejoraron drásticamente. Aprendí a reconocer las señales de estar haciendo casi un “Tilt” e inmediatamente formateé las técnicas que utilizo para mantener aquela lucecita de la cabeza escondida bajo la sombra.
Mi primera técnica consiste en volver a ver las sesiones en las que jugué y intentar encontrar los momentos que podía haber jugado de forma diferente. Vuelvo a ver mis mejores manos y, por supuesto, las peores también, pero también vuelvo a ver las manos en las que puse el dinero en el bote, independientemente del tamaño del bote eventual, para ver si deje dinero en la mesa o no. Hacerlo, me permite observar atentamente mi juego (y el de mis adversarios) y muchas veces quedo sorprendido cuando descubro lo bien que me siento cuando descubro que perdí una mano por culpa de aquel pez feo, o que tuve suerte en ganar aquella montaña de fichas.
Esto nos lleva a mi segunda técnica. Soy consciente de que, a pesar de que a veces me dejo llevar, con una regularidad que parece injusta, por ése pez y, por ello, quedo al alcance de mis adversarios, en realidad tengo bastante suerte. A los jugadores de póker les gusta echar la culpa a la mala suerte cuando pierden y después les encanta decir que ganan porque tienen una pericia superior. Entender que ni siempre es así te ayuda a mantenerte equilibrado en la mesa y a absorber las derrotas y pérdidas con facilidad.
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